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Modernismo: un arte nuevo para un nuevo concepto de psiquiátrico

 
El impulso económico que se había generado en la ciudad de Reus desde el siglo XVIII culminó a mediados del XIX en la creación de diversas empresas e iniciativas (bancos, teatros ...), buena parte de las cuales se materializaron en la construcción de edificios que seguían la nueva corriente arquitectónica y artística: el Modernismo.

Este movimiento cultural aporta la incorporación a las construcciones de nuevos materiales como el hierro, el uso de formas sinuosas inspiradas en la naturaleza y el valor de la artesanía en la decoración, como rasgos más destacables. Su desarrollo en Catalunya enlaza directamente con el momento histórico de renacimiento de la sociedad catalana después de un período de larga decadencia.

Es en este contexto que las concepciones modernistas del Sr. Lluís Domènech i Montaner podían plasmar el proyecto del Manicomio de Reus como un espacio que incorporara las nuevas corrientes y las técnicas europeas más avanzadas para el tratamiento de la salud mental. Así, de acuerdo con las tesis más higienistas, el centro debía ubicarse en un lugar alejado de las zonas habitadas, en un espacio libre, con vegetación, que permitiera una buena ventilación y aprovechamiento de la luz del sol.

Una colina de la partida de Monterols, a unos 2 kilómetros de Reus, es el lugar escogido como el más adecuado. Sobre este espacio el Sr. Lluís Domènech proyecta un psiquiátrico con la estructura de "village", que permitiera separar los enfermos según su patología, el sexo y la clase social. Se proyectan 18 edificaciones, entre pabellones y otras construcciones como la capilla, o el pabellón de Servicios Generales. El diseño del espacio incluye un gran paseo central, amplios jardines, y la disposición de todos los elementos en dos ejes: uno norte-sur y otro este-oeste, que dotaban al conjunto de una forma de planta de cruz latina.

También se persigue que los usuarios no tengan nunca la sensación de estar cerrados, por lo que el muro de cierre permite ver el exterior sin que se pueda franquear, y del mismo modo las ventanas de los edificios no están protegidas con rejas, sino que las vidrieras construidas con hierro en lugar de plomo hacen esta función.

El diseño de los pabellones también tiene en cuenta otros aspectos de seguridad y salubridad como la desaparición de los pasamanos, la centralización de los mandos del sistema de iluminación; y la eliminación de ángulos rectos para facilitar la limpieza.

Los dos puntos de acceso son la puerta principal situada al este (1904) encarada al paseo de la Boca de la Mina (el acceso natural desde Reus) y el llamado Portal de los Carros en el sur (1905-1906), que debía ser la majestuosa entrada al conjunto.

El monumental proyecto del Sr. Domènech i Montaner se dio por finalizado hacia 1919. Sólo se construyeron 6 edificaciones: 2 pabellones de beneficencia, 1 de tercera clase, el de epilépticos, el edificio de servicios generales (que también incorporaba los espacios destinados a administración), y el pabellón de primera clase llamado de los Distinguidos. También se construyó un edificio de lavandería (1911), no previsto en el proyecto inicial, para dar respuesta al crecimiento continuo del número de los usuarios atendidos.

Aunque cada edificación presenta características diferenciadas para adaptarse perfectamente al uso previsto, existe un tratamiento unitario de las fachadas y de los materiales utilizados que da una estética de conjunto: un zócalo de piedra en la base del edificio; muros de fábrica de obra vista, elementos escultóricos de piedra adornando las fachadas, paneles cerámicos con motivos decorativos en azul sobre fondo blanco y cubiertas de doble vertiente de teja árabe.

De todo el conjunto destaca el Pabellón de los Distinguidos (destinado a los pacientes de las clases más pudientes) por sus dimensiones, por su inmejorable ubicación dentro del conjunto, y por la extraordinaria riqueza decorativa exterior e interior. Concebido arquitectónicamente para que los usuarios se encontraran "como en casa". Ofrecía unas instalaciones confortables, habitaciones privadas, sala de juegos con billar, comedor, salón, y con una estética perfectamente integrada en el conjunto. Destacan sobre todo las cerámicas y los mosaicos, las pinturas, los estucados, las vidrieras, y la riqueza del mobiliario con decoraciones de talla o marquetería.

Este pabellón no acoge pacientes desde 1986. Acoge actos culturales y forma parte de las visitas guiadas que realiza l'Agència Reus Promoció de l'Ajuntament de Reus en la ruta para conocer el extenso patrimonio modernista de la ciudad.
 
 
 
Pabellón de los
Distinguidos
Habitación del Pabellón
de los Distinguidos
 
Detalle plafón cerámico
en la fachada
Pabellón de epilépticos


 


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